El profesor comenzó repartiendo unas cartas con ilustraciones de animales, y teniendo cada una de ellas su correspondiente pareja, teníamos que encontrarla identificando qué compañero o compañera emitía el mismo sonido.
Una vez encontrado el compañero correspondiente el profesor nos hizo formar grupos integrados por varias parejas. El requesito para formarlos era que sus ilustraciones y las nuestras tuvieran algo en común.
Una vez hechos los grupos, el profesor nos confesó que toda la dinámica era intencionada. Realmente fue él quien creó los grupos, aunque nos hiciera creer que todo había sido fruto del azar.
El profesor había cumplido su objetivo, la clase había quedado divivida en 3 grupos equilibrados con los que trabajaríamos una serie de actividades.
La primera fue jugar a "Preguntas de mierda".
Este juego constaba de unas tarjetas con unas 5 preguntas cada una. Dichas preguntas no eran corrientes, sino absurdas y muy divertidas.
El profesor repartió 3 cartas por equipo, es decir, 1 para cada pareja.
El juego consistía en hacerle esas 5 preguntas a tu compañero (y vicebersa) y posteriormente presentarlo al resto del grupo con la respuesta que más nos hubiera gustado.
Tras la presentación de todos los miembros del equipo, comenzamos la siguiente actividad en la que para empezar cada grupo debía asignarse un nombre relacionado con la educación. Seguidamente cada equipo debía dibujar su propio escudo en el que teníamos que incluir cuatro valores que consideraramos esenciales para la educación. Cada equipo eligió un representante para explicar el porqué de su nombre y de sus valores.
En la tercera dinámica, se pretendía que con 20 spaguetis, un trozo de cordel, cinta adhesiva, y una nube de golosina, cada equipo compitiera por construir la torre más alta. Los únicos requisitos eran que la nube debía estar clavada en la cima, que no se usarán otros materiales, y lo más importane, que se mantuviera en pie. Teníamos 10 minutos para construirla.
¡Sorprendentemente fuimos los ganadores!. La clave fue darnos cuenta de que la altura y la estabilidad no eran compatibles, de ahí que decidieramos partirla por la mitad cuando quedaban unos 4 minutos.
Nuestros rivales estaban realizando unas torres mucho más elevadas que la nuestra, pero cegados por la competición de ganarnos en altura, no se plantearon hasta último momento si aguantaría en pie.
Esta actividad fomentaba el trabajo en equipo y la cooperacción a la vez que la competitividad.
En el siguiente juego, el profesor ya solo necesitaba dos equipos, así que el tercer grupo fue disuelto y divivido entre los dos primeros. El juego se llamaba "El lobo de Castronegro": juego de cartas en el que existen campesinos, cuyo papel es descubrir a los lobos infiltrados; los lobos, que son los asesinos; la bruja que tiene el poder de revivir al asesinado, o asesinar a otro; y el narrador, quien dirige la partida.
Este es un juego muy interesante en el que con cualquier personaje puedes pasartelo genial y en el que tienes que convencer al resto de personaves de que eres bueno, lo seas o no.
Para finalizar la clase con una sonrisa, hicimos una última dinámica. En ésta ya no se precisaban grupos, así que nos levantamos y nos colocamos en círculo.
El profesor volvió repartir una carta con ilustraciones a cada alumno. Esas ilustracines eran símbolos que debíamos hacer con las manos. Entonces el profesor puso en su teléfono "We will rock you", esa canción tan famosa y pegadiza. Comenzamos tocando las palmas al ritmo de ésta y luego, una vez cogido el ritmo, por orden íbamos sustituyendo las palmas por los símbolos que nos habían tocado.
Resultó ser una actividad muy graciosa que nos sirvió para despedir la clase de una forma distinta.
Una vez más nuestro profesor nos ha demostrado que divertirse es la mejor manera de aprender algo.